Entusiasmo, curiosidad, ganas de estrechar manos de compañeros conocidos, de conocer a los que sólo habíamos visto en redes, de ver y tocar sus obras, de hablar de luthería, de compartir en fin nuestra afición, nuestra pasión, nuestro oficio y nuestra personal locura… de mostrárselo al público, de comprobar sus reacciones…
Nervios, preocupación por detalles de última hora, un torbellino de emociones y situaciones a veces estresantes para los organizadores, pero que al final siempre fluían y acababan con la sensación y el convencimiento de que el esfuerzo sin duda mereció la pena a pesar de las dificultades.
Convivencia, aprendizaje, disfrute y nuevos amigos. Intercambio, apertura de perspectivas, colaboración y camaradería de la buena. Alegría, música, instrumentos artesanales y el poso alegre de conversaciones sobre maderas, técnicas, historia, instrumentos varios…y cecina de león, cerveza y vino cuando terminaban las jornadas, no lo vamos a negar.
Ese es el resumen a vuelapluma que hago hoy, en marzo de 2024, mientras reviso fotos del evento.
Personalmente siempre envidié eventos como los que organiza desde hace más de 22 años la “Guild of American Luthiers” y que yo seguía con avidez en su publicación en papel: una maravillosa y hermosamente editada revista que devoraba fascinado por el contenido de los artículos y conocimientos que ellos compartían (y siguen compartiendo) abiertamente de una manera que me parecía obvia, natural, imprescindible para el crecimiento del arte y de los artesanos y que contrastaba con la actitud que solía encontrarme en mis infructuosos contactos con guitarreros españoles. Por supuesto había excepciones, y desde mis inicios en el oficio con mi maestro y amigo Carlos Sabrafén, siempre busqué sinergias colaborativas con aquellos que, como nosotros, veíamos la apertura y el intercambio como valores necesarios y enriquecedores, y preferíamos hablar de “compañeros” en lugar de “competencia”.
Cuando Chema Robles, fundador del Festival Tronco Sonoro de artesanía y música, me propuso organizar alguna actividad relacionada con la luthería, la semillita del deseo de un encuentro de intercambio entre colegas por fin encontró un pedacito de tierra en la que germinar y, poco a poco, fué echando brotes que florecieron al fin en este encuentro de 2022 en Astorga.
El anterior evento fué mucho más modesto, más “de andar por casa” podríamos decir, ya que, por falta de tiempo y de medios, sólo invité a un puñado de colegas que ya conocía, sobre todo en la región de León y alrededores, para realizar una exhibición sin charlas ni demostraciones. Pero sin duda abonó la semilla inicial y nos animó a realizar el segundo, abriendo la invitación a “amigos de amigos”, sin darle apenas publicidad (de nuevo por las limitaciones económicas y organizativas). Así que algunos colegas me pusieron en contacto con otros, y me encontré hablando por teléfono con Felipe, con Jorge, con Fran, Curro, con Marcus, Juan Carlos, Paco, Pascual… personas que no conocía de nada (reconozco que he pasado demasiados años encerrado en mi propia “cueva” apartado de redes y desconectado del resto) y que me fascinaron con su conocimiento, su entusiasmo y su trabajo y que, ¡por supuesto! estaba deseando conocer en persona.
Finalmente algunos de los invitados no pudieron asistir por dificultades de diversa índole, y otros se fueron incorporando a última hora. Los compañeros fueron llegando desde zonas cercanas de León o agotados después de largos viajes en coche desde Badajoz, Granada, Valencia, Asturias, Madrid o Sevilla. Apretones de manos, abrazos, risas y explicaciones varias sobre los alojamientos y demás temas de organización. Cajas de instrumentos, soportes y carteles para las mesas. Un salón magnífico, con una acústica excelente y espacio más que suficiente para la exposición, los conciertos y los talleres. Unos anfitriones encantadores, un público atento y agradecido y la ayuda de amigos y familiares lo facilitaron todo. Y los músicos invitados para dar sus charlas y demostraciones pusieron toda su experiencia y simpatía al servicio del encuentro.
¡Qué experiencia! Poder recorrer los stands, ver y tocar los instrumentos que trajeron los luthiers, preguntarles detalles sobre su fabricación, las maderas, las técnicas, sus preferencias… En mis años de trabajo en la reparación de guitarras y bajos he tenido la ocasión de probar innumerables instrumentos, de todas las marcas, modelos y gamas de precios, pero no es tan habitual encontrarse con guitarras y bajos de luthier, no es sencillo tener acceso a trabajos artesanales de la mejor calidad, y ese era uno de los motivos del encuentro. ¡Y vaya instrumentos! Guitarras románticas, clásicas, flamencas, eléctricas, bajos… incluso pastillas eléctricas bobinadas a mano. Y todo artesanal y de primera calidad.
En el mismo espacio de la exhibición tuvieron lugar diferentes talleres, algunos sobre música y técnicas musicales como el concierto didáctico sobre los orígenes del Blues (con “Downtown Alley”), la master class de armónica (Luis Bondi) o la de guitarra “slide” (Tonky de la Peña) y otros más enfocados en el mundo de la luthería, como la charla de Felipe sobre “Fabricatore y la guitarra napolitana del siglo XIX” en la que nos dió una clase magistral repleta de detalles que nos resultaron fascinantes, la de Pascual Brisa sobre “pastillas eléctricas”, didáctica y repleta de información fundamental sobre el mundo de los misteriosos imanes bobinados, o la apasionante conferencia sobre “La obra de Marcelo Barbero” de Marcus Toscano.
El público lo disfrutó. Los compañeros lo gozamos como críos. Las rondas de preguntas se nos quedaban cortas. Fascinación visual y auditiva, ideas nuevas y diferentes a las que solemos tener, enfoques diversos, para todos los gustos… podría decirse que fué algo realmente “nutritivo”: intelectualmente, artísticamente, artesanalmente, emocionalmente.
Sobre la participación de Marcus quiero hacer una reseña especial: no sólo es un guitarrista excepcional, sino que es un grandísimo experto en la guitarrería clásica y flamenca, un conocedor en profundidad de aquello de lo que habla, que trajo consigo varios instrumentos de la máxima categoría no sólo por su valor histórico, sino por su magnífico sonido. Marcus nos hipnotizó con su profunda pero amena charla sobre Marcelo Barbero para después ejecutar un concierto totalmente acústico con las guitarras históricas. Aún recuerdo el silencio y la fascinación que provocó entre compañeros y público en el momento en que hizo la prueba de sonido (sin micros ni amplificación). Uno no sabe cómo puede llegar a sonar una guitarra artesanal del más alto nivel hasta que no lo escucha en persona. Y Marcus nos entusiasmó con su pasión, su conocimiento, sus guitarras y su espléndida y emocionante técnica guitarrística. Y como colofón se ofreció a hacer una prueba con las guitarras (de cuerdas de nylon) de los compañeros asistentes, aportando comentarios siempre positivos sobre lo que personalmente podía apreciar de ellas. Fué la guinda del pastel del Encuentro y nos dejó claro el valor de contar con demostraciones de este tipo para futuros eventos, no sólo para el público aficionado, sino para los propios luthiers.
La organización del encuentro no fué sencilla, resultó agotadora y estresante, la “resaca” fué duradera, se estropeó el disco duro con las fotos y casi todas las grabaciones de las charlas… pero en ningún momento las dificultades opacaron la general sensación de satisfacción y felicidad. No es sencillo conseguir fondos para este tipo de eventos, pero gracias al Ayuntamiento de Astorga y a la Asociación Casino de Astorga conseguimos realizar algo grande con medios modestos. Aunque creo que lo “grande” estuvo en los corazones de los compañeros, que brindaron su esfuerzo (físico y económico, ya que supone preparativos, viajes y gastos durante los días del evento), su amabilidad y su entusiasmo.
Estos encuentros, quiero recordar, no pretenden ser meras “ferias de muestras” o exposiciones, escaparates para nuestro trabajo, sino espacios de intercambio, convivencia y colaboración, y como tal, resultaron ser un rotundo éxito. Tan importante como las horas que pasamos en el gran salón del Casino fueron las que compartimos comiendo y charlando juntos, en restaurantes de la zona o en la casa rural en la que algunos decidimos alojarnos para poder disfrutar más de la buena compañía. A día de hoy el grupo inicial de compañeros ha ido creciendo, no dejamos de compartir información y ayuda mútua, estamos preparando eventos futuros (presenciales y online) y se está gestando una asociación de organología y luthería para amateurs y profesionales que servirá de apoyo para llevar a cabo nuevas iniciativas.
¿Qué más podemos pedir?
Que la salud y el humor nos acompañen y que el espíritu de compartir y las musas de la música y la luthería nos inspiren mucho tiempo.
Gracias a todas las personas que hicísteis posible el encuentro de luthiers de Astorga.
Gracias de corazón.
Nos vemos en el próximo encuentro, sea donde sea.
Manuel Bonilla
En la siguiente galería encontrareis algunas de las fotos tomadas ese día y en vuestra área personal podréis disfrutar de algunos de los materiales que se compartieron en el encuentro.