La Metamorfosis de la Guitarra Española en el Siglo XIX
El siglo XIX fue testigo de una transformación significativa en el mundo de la música, y la guitarra española desempeñó un papel crucial en este cambio. Mientras en otras partes del mundo se experimentaba con diferentes formas y estilos musicales, la guitarra española evolucionaba de manera única, creando una tradición distintiva que ha perdurado a lo largo del tiempo. Fue un periodo de efervescencia musical global, y la guitarra española, con su propia danza evolutiva, desempeñó un papel intrigante en este sinfonía de cambios y trazó su propio camino, tejiendo una narrativa única que sigue formando parte del acerbo cultural español hasta nuestros días.
En este siglo, Europa vibraba con una guitarra clásica cada vez más virtuosa, mientras que en América, especialmente en Estados Unidos, la guitarra se unía a los ritmos exóticos, dando forma a géneros musicales distintivos. En este contexto, la guitarra española se convirtió en una protagonista destacada de una evolución organológica fascinante. Mientras sus formas y estructuras se transformaban influenciando su sonido, cuestionaba su papel en la interpretación musical y se veía envuelta en el empeño de competir con otros instrumentos sinfónicos; La guitarra alzó el vuelto en pos de mayor volumen y proyección con los que abandonar el ostracismo de la música de salón.
A nivel mundial, en los talleres se perfilaban una serie de cambios y experimentaciones, con laboriosos artesanos explorando nuevas técnicas y materiales. No obstante, en España, las figuras de luthiers notables como José Pernas y Agustín Caro en Granada, Juan y José Pagés o Josef Benedit en Cádiz y también José Martínez en Málaga proseguían los pasos de los Sevillanos Joseph Frías y Francisco Sanguino en el uso de los refuerzos en abanico; pero fue el almeriense Antonio de Torres quien se alzó como un faro en la evolución de la guitarra. Torres revolucionó la construcción al unificar experiencias anteriores e introducir los cambios formales, que redefinieron para siempre la forma, la resonancia y el carácter del instrumento.
Esta evolución no pasó desapercibida en la música española. La guitarra, con su tono enriquecido y proyección mejorada, se convirtió en el confidente de músicos que buscaban expresar emociones más profundas. Compositores como Aguado, Arcas, Tárrega o Fernando Sor contribuyeron a esta explosión musical, creando obras que todavía se ejecutan en recitales de guitarra clásica contemporánea. Este último, exiliado de España por afrancesado, difundió sin quererlo el hecho diferencial de la guitarra española, pues en su periplo internacional no dejó de buscar luthiers extranjeros que fuesen receptivos a sus demandas de construir instrumentos con sonoridades parecidas a las que, desde primeros de siglo, ya empezaban a ofrecer comúnmente las guitarras de los mejores artesanos españoles.
Sin duda, las que no era comunes eran las necesidades de los músicos. En España, seriamente influenciados por el flamenco, la guitarra arraigaba en las capas mas populares; mientras, en Europa, la guitarra clásica adoptaba una elegancia más adornada y técnicas virtuosas pero sin la pretensión de ocupar grandes espacios. En América del norte, la Guitarra es objeto de una evolución paralela, aunque sin desligarse aún de las lineas que traza España, C.F. Martin trata de dar respuesta a la conjunción de la guitarra con otros instrumentos de mayor volumen. Así se creaban los sonidos locales, el bluegrass y el country, donde la guitara competía con violines, mandolinas y banjos. Se propone entonces una guitarra de mayor tamaño, con tapa muy reforzada, puente masivo y cuerdas metálicas.

Como en el caso de Fernando Sor y su proselitismo involuntario de la organología de la guitarra española a lo largo de Europa, sería la casualidad o el destino; o quizás el hecho de que en la América del Norte de pre-secesión se estuviera produciendo un “revival” de lo español, lo que hiciera que la primera guitarra con el varetaje en “X” la fabricara Martin para una guitarrista española, Dolores Esturias Navarrés (Madame de Goñi), pistoletazo de salida para la consolidación del canon de la guitarra acústica que ha llegado a nuestros días.Madame d’Goñi
Volviendo a España, la evolución de la guitarra en este siglo no solo fue una cuestión de diseño estético, sino una revolución en la elección de materiales y la configuración estructural. La madera, cuidadosamente seleccionada, empezó a desempeñar un papel crucial en la calidad tonal del instrumento. El abandono definitivo de los órdenes dobles octavados, mas propicio para el rasgueado facilita la ejecución solista. La forma y el tamaño del cuerpo de la guitarra se transformaron, buscando una combinación perfecta entre estética y acústica. El diapasón sobreelevado que aleja las cuerdas de la tapa y
propicia que el instrumentista se libere de la figueta clásica. El puente moderno optimizaba la transmisión de la energía de las cuerdas a la tapa armónica encargada de amplificar el sonido; a la vez que mejoraba la ergonomía del instrumento al acercar las cuerdas al diapasón. Son entre otros los cambios acaecidos en la guitarra española en pocas décadas.

Vemos que estos cambios organológicos no solo afectaron la apariencia de la guitarra, sino también la forma en que se tocaba. Las mejoras en la ergonomía, resonancia y proyección permitieron a los músicos explorar nuevas técnicas y expresiones. La guitarra española se convirtió en un lienzo sonoro más amplio, inspirando a músicos a expandir sus horizontes creativos.
En este punto, mientras aún nos admiramos con las melodías de esa época, también celebramos la meticulosa artesanía que ha elevado a la guitarra española a un lugar de distinción en el mundo de los instrumentos musicales. Salvo puntuales excepciones, el grado de sofisticación y sutileza alcanzado en España nada tiene que ver con los otros instrumentos, de construcción primorosa en lo estético pero organológicamente simples, que se construían en Alemania, Francia o Italia y que seguían recordándonos a épocas pretéritas.
Como conclusión, la evolución de la guitarra española en el siglo XIX no sólo fue avance organológico que llevó aparejado un fenómeno musical, o viceversa; sino que fue un testimonio de la riqueza cultural y la inventiva de una época cultural y socialmente ebulliscente. En un concierto de cambios globales, la guitarra española se destacó como un símbolo duradero de la identidad musical española, dejando un legado que sigue resonando en cada acorde que pone cualquier músico, de cualquier género y estilo, a lo largo y ancho del globalizado mundo de hoy.
Bibliografia:
Antonio de Torres, guitarrero : su vida y obra. Romanillos-Harris.
The Classical Guitar: Its Evolution, Players and Personalities Since 1800. Maurice J. Summerfield.
Tapas de la guitarra clasica y sus varetados. D. Friederich.
Making Master Guitars. Roy Courtnall.
La guitarra: Historia, organología y repertorio. M. Alcaraz-R.Díaz.
The Martin Book: A Complete History Of Martin Guitars. Varios autores.
Antonio de Torres y el puente moderno de la guitarra. Julio Gimeno.
La guitarra y el tránsito del XIX al XX. J.L Ruiz del Puerto.
Del Violin a la Guitarra. R.Barceló.